• “Mira, ahora que te compra cosas quiere hacerse el buen padre.”
• “Claro, viene con regalos porque no sabe darte amor de verdad.”
• “¿Eso te compró? Pues vaya regalo cutre.”
• “Te manipula con cosas, pero no estuvo cuando lo necesitabas, ¿verdad?”

Resultado: tú dejas de agradecer, o te sientes mal por disfrutarlo.

• Silencio frío.
• Cambio de tema.
• Un suspiro y: “Tú verás…”.
• “Bueno, a ti te parece que es buen padre porque no sabes todo lo que hizo.”
• “Yo nunca te he prohibido verlo, pero tú sabrás lo que haces.”

Resultado: te sientes culpable por admirarlo, por quererlo, por acercarte.

• “Tienes cosas más importantes que hacer, pero claro, hoy ‘te toca’…”
• “Podrías quedarte conmigo si quieres, nadie te obliga.”
• “Lo harás porque te lo impone el juez, ¿no?”
• “Solo te quiere para cumplir. Ya verás que ni te mira.”

Resultado: vas con tensión, esperando que todo salga mal. Y si va bien, no se lo cuentas.

• “No te líes, tú sabes cómo es tu padre.”
• “No me hables de él, por favor, que me hace daño.”
• “Yo solo he hecho lo que era mejor para ti.”

Resultado: te autocensuras. Dejas de preguntar. Callas tus dudas.

• “No me quiero meter, pero recuerda cómo sufriste cuando él se fue.”
• “Tú haz lo que sientas, pero que no te pase como a mí.”
• “Cuando crezcas, entenderás por qué hice lo que hice.”
  
  

Resultado: tu madre parece sabia, herida, protectora… y tu padre se borra.

• Dejas de agradecerle. Aunque haya luchado por ti.
• Sientes culpa por quererlo. Como si estuvieras traicionando a tu madre.
• Te convences de que no fue buen padre. Aunque quizás nunca tuviste toda la verdad.
• Lo rechazas emocionalmente, aunque legalmente lo veas.
• Te enorgulleces de tu criterio… cuando en realidad fue moldeado emocionalmente desde fuera.

No se trata de idealizarlo. Ni de odiar a tu madre.

Se trata de recuperar tu mirada propia.

De atreverte a preguntarte:

• ¿Qué sé de mi padre por mí… y qué me contaron?
• ¿Qué partes de su historia nunca me dejaron conocer?
• ¿Y si no era tan malo? ¿Y si era solo humano? ¿Y si fue silenciado?

Porque quizás, al otro lado de esa manipulación… había un padre que te amó, te esperó, y te sigue esperando.