1. El mal en el catolicismo no siempre grita

La fe católica reconoce que el mal no se manifiesta solo en la violencia explícita, sino también en las estructuras de mentira, en la manipulación del lenguaje y en la corrupción interior disfrazada de bondad. El TNRE-f actúa justo así: no golpea, pero disuelve la identidad del otro. No insulta, pero inocula la culpa. No grita, pero

2. El TNRE-f y la lógica demoníaca

San Pablo advirtió: “Satanás se disfraza de ángel de luz” (2 Cor 11,14).

La mujer con perfil TNRE-f no se presenta como agresora, sino como madre abnegada, víctima doliente o mujer espiritual. Pero su acción produce frutos amargos: alienación parental, difamación, inversión moral y destrucción relacional.

Esta forma de operar refleja la acción del mal espiritual:

• Divide lo que Dios une.
• Distorsiona la verdad.
• Convierte al justo en culpable.
• Desfigura el rostro del amor verdadero.

3. La corrupción del arquetipo materno

María es el modelo de la mujer que da vida, ama sin poseer y se entrega sin manipular. El TNRE-f representa lo contrario: la madre que posee, usa, condiciona y castiga a través de los hijos. No protege la inocencia: la instrumentaliza.

En ese sentido, el TNRE-f es una anti-Maria simbólica. No por ser mujer, sino por haber convertido el don de su rol en un mecanismo de poder destructivo.

4. ¿Es una posesión? ¿Es enfermedad espiritual?

No necesariamente es una posesión, pero sí puede tratarse de una forma de infestación moral del alma. Como enseñaba Santo Tomás, el alma que obra contra la verdad de forma sistemática se abre al influjo del mal, no como un evento externo, sino como una corrupción interior aceptada y normalizada.

El TNRE-f no actúa desde la herida: actúa desde una elección repetida de negación, de control, de simulación.

5. Cómo responder desde la fe

• Discernimiento: no todo dolor justifica la destrucción. No toda mujer que llora es víctima. Hay estructuras que se alimentan del drama para ejercer poder.
• Sacramentos: confesarse, comulgar, mantenerse en gracia. El alma del padre o la pareja debe protegerse de caer en desesperanza, odio o venganza.
• Oración por los hijos: para que no crezcan dentro de una narrativa falsa, sino enraizados en la verdad del amor paterno.
• Rosario, cruz, agua bendita: como signos de fidelidad a la Luz frente al teatro emocional que opera desde las sombras.
• Perdón firme: no ceder al rencor, pero tampoco negar el mal. El perdón no es reconciliación forzada: es liberarse del lazo espiritual que esa persona intentó imponerte.

Conclusión

El TNRE-f no es solo un trastorno. Es una manifestación moderna de la perversión moral encubierta. Una forma de mal que se oculta tras discursos de justicia emocional, de espiritualidad superficial o de maternidad sacrificial. Nombrarlo es acto de fe. Denunciarlo es acto de protección. Resistirlo con la verdad es acto de redención.



“La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” (Jn 1,5)

Objetivo de esta guía

Ofrecer a sacerdotes, confesores, directores espirituales y agentes de pastoral una herramienta clara para identificar dinámicas relacionales gravemente destructivas, encubiertas bajo apariencia de fragilidad o virtud, y que podrían ser expresión de un perfil clínico y espiritual conocido como Trastorno Narcisista Relacional Encubierto - Forma Femenina (TNRE-f).

Esta guía no pretende sustituir el juicio pastoral ni clínico, sino ayudar a que el discernimiento no caiga en ingenuidad espiritual ni en complicidad silenciosa con el mal encubierto.

1. ¿Qué es el TNRE-f desde la perspectiva espiritual?

Una estructura moral y emocional en la que la persona (habitualmente mujer) se presenta como víctima, madre sacrificada o creyente ejemplar, pero que usa la fe, la culpa, la emoción o el discurso espiritual para controlar, destruir o dominar a otros (especialmente a la pareja y a los hijos).

No es simplemente una persona herida: es una conciencia organizada para simular bien y ejercer poder desde la sombra.

“No todo el que dice ‘Señor, Señor’ entrará en el Reino…” (Mt 7,21)

2. Señales de alerta en confesión o dirección espiritual

• Narrativas donde ella nunca tiene responsabilidad.
• Frases frecuentes: “me hace sentir loca”, “todos están en mi contra”, “sólo quiero proteger a mis hijos”.
• Habla de la fe como estandarte moral, pero con desprecio oculto hacia el esposo o el entorno.
• No manifiesta arrepentimiento, sino autojustificación constante.
• Usa el sufrimiento como argumento de autoridad emocional.
  

3. Cómo acompañar sin ser manipulado

• Escuchar con caridad, pero no ceder al chantaje emocional.
• No confirmar directamente su versión sin haber escuchado la del otro cónyuge, especialmente si hay hijos involucrados.
• Hacer preguntas que expongan su narrativa, no que la refuercen: “¿Tú crees que en tu interior no ha habido ninguna sombra?”
• Disentir con dulzura, pero con firmeza: “No todo sufrimiento convierte a alguien en inocente. Y no todo límite es un ataque.”
  

4. Qué hacer si el esposo es víctima

• Escucharle aunque venga roto, confuso o aislado.
• No asumir que su silencio es culpa: puede ser resultado del gaslighting crónico.
• Validar su dolor sin fomentar el odio: “Has sido herido, pero tu alma puede salvarse.”
• Invitarle a proteger a sus hijos desde la verdad, la fe y la templanza.
  

5. Qué no hacer

• No canonizar a quien aún está operando desde la manipulación.
• No sugerir “mantener el matrimonio a toda costa” si la estructura es perversa.
• No recomendar reconciliación sin conversión interior genuina.
• No culpar al varón solo porque esté emocionalmente afectado o en reacción.
  

6. Herramientas de protección espiritual

• Oración de liberación no exorcística para el varón que ha sido emocionalmente atrapado.
• Rosario ofrecido por la restauración del alma familiar.
• Acompañamiento espiritual prolongado con sacramentos frecuentes.
• Derivación pastoral a un profesional clínico informado sobre estructuras perversas.
  

Conclusión

Un sacerdote es pastor, no juez. Pero tampoco puede ser testigo ciego del daño, ni mucho menos cómplice involuntario del mal encubierto bajo lágrimas, moralismos o espiritualidades superficiales.

“Sed astutos como serpientes y sencillos como palomas.” (Mt 10,16)

Cuando el mal sonríe desde el confesionario, el discernimiento debe volverse espada de verdad y escudo de los inocentes.